“Los controlados”
El paradigmático caso de Jorge Julio López
Teniendo en cuenta que las instituciones disciplinarias han caído en una gran crisis generalizada y que han dado el paso a las llamadas sociedades de control que se manifiestan en el reemplazo de las antiguas disciplinas que actuaban en el período de los sistemas cerrados (la cárcel, el hospital, la fábrica, la escuela, la familia, etc.) por formas de control ultrarrápidas, al aire libre, expresadas por ejemplo en la empresa en vez de la fábrica, en la formación y control continuo en vez del examen en la escuela, y en hombre como consumidor y como alguien del que se maneja muchas mas información de la que él mismo cree y sabe, es decir, un hombre que figura en cualquier banco de datos y que puede aparecer en cualquier buscador de Internet en vez del hombre como poseedor de fuerzas de trabajo. Ahora, el que no aparece y del único del cual no tienen noticia los familiares es de Jorge Julio López. Este tipo de contradicciones acechan a nuestra existencia día a día y se fortalecen cuando naturalizamos a los desaparecidos en democracia.
Los dispositivos para pensar el control al que estamos sometidos son múltiples, sin embargo hay una característica de las sociedades de control que no es más que incertidumbre. ¿Quién y como nos controla? Cuando antaño habríamos preguntado ¿quién nos encierra? Es claro que la respuesta implica diferencias contundentes. ¿A quién le preguntamos por ello? El corrimiento de la responsabilidad del Estado y su figura pastoral, hacia una empresa Sociedad Anónima conlleva un eco escalofriante en los gritos de reclamos. El devenir de un Estado a Estado Terrorista y luego las privatizaciones, plantean hoy en día un entrecruzamiento de intereses y correlaciones de fuerzas que a nosotros: “los controlados” nos son totalmente ajenas. El 27 de octubre de 1976 La policía de Etzchecolatz secuestraba y desaparecía a Jorge Julio López y los familiares presentaban un Habeas corpus. Estamos a dos años de la condena a Etchecolatzy López esta desaparecido por segunda vez y los familiares deben presentar un Habeas Corpus (burdamente preguntarle al Estado a donde se halla el cuerpo del desaparecido) y un Habeas Data (preguntarle al Estado y sus fuerzas por la información tiene del desparecido), fijémonos cómo hemos cambiado en 30 años nuestro interrogante en función de esta sociedad de control, en donde “el aire libre” que las caracteriza, ya no lo controla el Estado como sí los intereses anónimos, privados, ¿cómo les reclamamos información a ellos?
Teniendo en cuenta que las instituciones disciplinarias han caído en una gran crisis generalizada y que han dado el paso a las llamadas sociedades de control que se manifiestan en el reemplazo de las antiguas disciplinas que actuaban en el período de los sistemas cerrados (la cárcel, el hospital, la fábrica, la escuela, la familia, etc.) por formas de control ultrarrápidas, al aire libre, expresadas por ejemplo en la empresa en vez de la fábrica, en la formación y control continuo en vez del examen en la escuela, y en hombre como consumidor y como alguien del que se maneja muchas mas información de la que él mismo cree y sabe, es decir, un hombre que figura en cualquier banco de datos y que puede aparecer en cualquier buscador de Internet en vez del hombre como poseedor de fuerzas de trabajo. Ahora, el que no aparece y del único del cual no tienen noticia los familiares es de Jorge Julio López. Este tipo de contradicciones acechan a nuestra existencia día a día y se fortalecen cuando naturalizamos a los desaparecidos en democracia.
Los dispositivos para pensar el control al que estamos sometidos son múltiples, sin embargo hay una característica de las sociedades de control que no es más que incertidumbre. ¿Quién y como nos controla? Cuando antaño habríamos preguntado ¿quién nos encierra? Es claro que la respuesta implica diferencias contundentes. ¿A quién le preguntamos por ello? El corrimiento de la responsabilidad del Estado y su figura pastoral, hacia una empresa Sociedad Anónima conlleva un eco escalofriante en los gritos de reclamos. El devenir de un Estado a Estado Terrorista y luego las privatizaciones, plantean hoy en día un entrecruzamiento de intereses y correlaciones de fuerzas que a nosotros: “los controlados” nos son totalmente ajenas. El 27 de octubre de 1976 La policía de Etzchecolatz secuestraba y desaparecía a Jorge Julio López y los familiares presentaban un Habeas corpus. Estamos a dos años de la condena a Etchecolatzy López esta desaparecido por segunda vez y los familiares deben presentar un Habeas Corpus (burdamente preguntarle al Estado a donde se halla el cuerpo del desaparecido) y un Habeas Data (preguntarle al Estado y sus fuerzas por la información tiene del desparecido), fijémonos cómo hemos cambiado en 30 años nuestro interrogante en función de esta sociedad de control, en donde “el aire libre” que las caracteriza, ya no lo controla el Estado como sí los intereses anónimos, privados, ¿cómo les reclamamos información a ellos?
¿Cómo saber que saben de nosotros y de López?
Y el Estado, ¿qué puede hacer por ello?
Estamos perdidos si creemos que nada… el reto está en generar un espacio-tiempo que escape al control y ver cómo desde allí generamos un acontecimiento que impida que las desapariciones de personas sigan siendo vestigios del pasado tormentoso y comiencen a ser reclamadas por toda la sociedad que cree no estar amenazada.
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