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lunes, 20 de octubre de 2008

Una fecha para pensarnos…



De dónde venimos…
Venimos del Día de la Raza. Del día del descubrimiento de América. Del día de la resistencia indígena. Del último día de libertad de los pueblos originarios. Según quién escriba la efeméride, de ahí venimos.

Un territorio habitado por más de sesenta millones de personas cuya historia y cultura se remonta a más de cuarenta mil años no puede ser descubierta. Salvo que la historia la cuente quien “descubre” y esa historia se escriba y se lea en un marco cultural instaurado por los “descubridores”. Este cuento, denota que la historia oficial y la cultura occidental y cristiana son las herramientas del euro centrismo. Son la tinta de la mentira.

A dónde vamos…
Vamos a continuar la lucha. La historia y la cultura se nos presentan como una trinchera. De hecho lo son. Dijo Arturo Jauretche: “En la Argentina, el establecimiento de una verdadera cultura, lleva necesariamente a combatir la “cultura” ordenada por la dependencia colonial. Implica por lo tanto, una revisión respecto del pasado, nacida de la búsqueda de las propias raíces que obliga a restaurar el prestigio de quienes fueron sumergidos por no ingresar a las jerarquías oficializadas”. Vamos, entonces, enraizar un presente netamente germinal.

Quiénes somos…
Somos las entrañas de una parte del mundo que no se resigna a soñar. Que va creando sus herramientas para continuar la lucha. En el plano internacional América Latina aparece como posibilidad de algo nuevo. Emerge como territorio de esperanza. Y en su avance de integración regional flamea una lúcida bandera antiimperialista.
Desde una perspectiva histórica y cultural hay una ventaja: somos jóvenes en los que hace a la moral Judea-cristiana. Apenas más de 500 años.

Para hacerle frente a estos más de 500 años en los que ha calado hondo el invasor, es necesario zambullirse en la historia que forja el espíritu de nuestra tierra. Ir a la raíz. Cosechar los gritos que resquebrajan la máscara de América.

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