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lunes, 22 de noviembre de 2010

San Nicolás- a 34 años de la Masacre donde asesinaron a los entrerrianos Amestoy-Fettolini



En un día tan importante como el de hoy, es necesario volver a narrar las historias de vida de aquellos compañeros que nos fueron arrebatadas, para que la Historia se agite en nuestros corazones y podamos de una vez por todas salvar del olvido lo incluso del pasado. Por que esos pedazos de vida que nos faltan para ser felices son las banderas que hoy levantamos en este paisitio que conoce muy bien de victorias y derrotas.

Son 30.000 historias… nos encantaría poder contar cada una de ellas, traerlos a la vida con alguna anécdota, con algún gesto. Así como también nos hubiera gustado, como dijo el compañero Gustavo Germano, verlos envejecer... María Eugenia hoy tendría 39 años, Fernandito (que tal vez ya no le diríamos así…) tendría 37... y seguro andarían hamacando a sus hijos en alguna plaza del pueblo, o los verían caer del tobogán de la justicia, y los sostendrían fuertes, en alto, hacia el viento, como una victoria, pequeña… pero contundente.

El sábado 20 de noviembre se cumplieron 34 años de la Masacre de la calle Juan B. Justo, 34 años son 408 meses de impunidad, son 12.410 días de ausencias, de abrazos no dados, de palabras no dichas, de familias rotas. Y nos preguntamos, ¿cuánto más habrá que esperar? ¿Cuánta impunidad puede seguir soportando nuestra historia? Porque no nos olvidemos, lo que pasó en San Nicolás y en el resto del país durante la dictadura, nos pasó a todos como sociedad, como pueblo. Y nos sigue pasando porque aún seguimos esperando saber el destino final de nuestros compañeros. Así como también se hace imprescindible saber qué hicieron con nuestros hermanos apropiados.

Sucede que saber la verdad y contribuir cada día a la construcción de la memoria nos pone en un lugar de responsabilidad muy importante. Hablar de la historia, hablar del pasado se torna indispensable. Se torna indispensable también para los habitantes de este lugar que en el día de hoy se evoque el día de la memoria en San Nicolás. Y este es un hecho político que nos provoca enorme felicidad, porque es un claro aporte a las futuras generaciones, a la transmisión de la historia y asumirnos como protagonista de la misma.

Es necesario decir que esta conmemoración es un triunfo de todos los que en algún momento, allá por el 2005, pensamos en que San Nicolás debía rescatar del olvido aquel hecho siniestro ejecutado por las fuerzas de seguridad en la calle Juan B. Justo, el asesinato de la familia Amestoy-Fettolini y de la compañera Ana María del Carmen Granada. Por eso queremos agradecer al compañero Cholo Budassi y a los estudiantes de las escuelas nicoleñas que decidieron desafiar lo “natural” y adentrarse en las historias inquietantes de las que nadie se atrevía a hablar, esos jóvenes que se rehúsaron a creer que ya estaba todo dicho, esos pibes y pibas que trabajaron los proyectos de Jóvenes y Memoria. Hace falta nombrar también a quienes les pusieron tripas y corazón a los juicios: la compañera, antes que abogada, Pipi Oberlin, a Lucas Ciarnello, a Juan Murray, a los testigos y a todos aquellos que colaboraron para desenterrar tantas vidas de los túneles de la impunidad.

Gracias también a Gustavo Germano, el Mencho rubio y a Guillermo Germano, el Mencho negro por Ausencias y por no ausentarse nunca.

Hay que desandar la impunidad. Y agradecer las victorias, que en nuestro tiempo son muchas. Manuel Gonçálves, nuestro hermano, el único sobreviviente de la Masacre, es una de ellas. Su vida, su identidad restituida son una gran victoria. Y todavía hay pibes, 400 jóvenes-adultos que debemos encontrar para responderles por qué, a veces, les arde la sangre buscando respuestas. La sangre que sabe que le ha sido negada su verdadera historia. A ellos hay que encontrarlos, incansablemente, como nos dan ejemplo cada día las Abuelas de la Plaza.

Estamos convencidos de que llegar a la raíz del grito nos despertará del insomnio y nos quitará las telarañas, que salir y encontrarnos en la calle será la única garantía. Aquí estamos firmes, porque los personeros de la muerte no han podido borrar toda esperanza, NO nos han vencido, al contrario, nos hicieron más fuertes… y seguiremos armando puentes, afinando el grito, calentando el pulso, poblándonos el alma, transmitiendo las pequeñas- grandes historias, rescatando olvidos, buscando sin rendirnos la justicia, resistiendo.

Gracias y más gracias a todos los rebeldes que no se cansarán nunca de sostener las banderas de la verdad y de la justicia, gracias a los tercos de sueños justos. La historia nos recordará, porque compañeros…. ¡¡¡la estamos escribiendo a tachones y con la mano izquierda, con prisa y sin pausa!!!


H.I.J.O.S. Regional Paraná

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